martes, 24 de febrero de 2009
Victoria
domingo, 22 de febrero de 2009
Básicamente hoy
Suelo mentirme
para sentir que estás acá,
creyendo que al despertar
tu pelo me enreda
que tu sien es mi vacío,
en el que voy a saltar
para ahogarme
borracho en tu olor
y ahí,
colonizarte los labios
con besos y caricias,
trepar tu espalda
y morder tu espacio
arrancarte la piel
y desnudarte al día
envolverte en sueños,
despoblarte las manos
reunirte en mi pecho,
suelo mentirme
y creer que es cierto
así conquisto
cada centímetro de tu cuerpo
y mis aventuras
...................de pirata
terminan en el océano,
dulce,
de tus ojos entreabiertos,
donde amanece la luna
y se esconde el sol
para dar vida
al mundo ajeno,
suelo mentir
y convencerme,
pensar y creer
que el ardor perverso
de este limbo
.................etéreo
es tu nombre,
.................tu cercanía
...............................y tu aliento.
Suele mentirme la existencia
de estos viejos
sentimientos nuevos,
aunque esto no te importe
y tu pulso
.............nunca se desdoble
por creerlo cierto,
suelo mentirme,
es verdad,
pero solo así
................te tengo.
lunes, 9 de febrero de 2009
Siete Lunas por semana
Cuando te llegaba la hora,
mi suicidio en tus acantilados
fue el pretexto perfecto
de este homenaje proscrito,
cuando te llegaba la hora,
se me rompían los relojes,
y los segundos esparcidos
eran tu sonrisa congénita.
Me quedaba yo, con las ganas de morir
por ser ausente en el adentro,
presente en el extracto
y espíritu descafeinado,
por ser noche deshidratada,
un papel moqueado,
una luz iluminando nada,
un beso converso.
Sabías bien que no era sed,
si no el ajuste obvio y sintomático
de mi cuerpo relleno de huesos,
por eso te comías mi carne
preguntabas por el áfrica
y reseñabas el desierto de labio a labio.
Yo en cambio me perdí en la calle
entre lobos y condenas,
buscando un hueco caliente
para dormir, o respirar,
sin edades aparentes, ni telarañas,
era el efecto primario,
el sexto sentido de tus manos reveladas.
Colgabas del cielo
siete lunas por semana,
(nada fuera de lo común)
mientras gastabas el sol
en tus párpados recién levantados,
te tomabas el mar en cada suspiro,
empapando la cama de otro año perdido.
Fue terrible la sequía en mis campos
los rusos decían doblar a la derecha
los yanquis a la izquierda
me confundí y choqué,
de frente con tu amor
de espaldas con el mío,
la contusión reflejó en el espejo
tu abrazo de fuego
y mis ojos quemados.
Agonizabas mi caída entre tus redes
te fumabas mis hojas en tus retrasos
el amanecer te resultaba desabrido,
mis Américas relucían revolucionadas,
me estacionaste en el vacío
en un edificio en llamas
te miré,
me miraste
te fuiste y te olvidaste.
Yo me quedé
y no pude dejar entre renglones,
a mi ausente desconsuelo
en mis apariencias perdidas
me quedé,
y vinieron a rescatarme,
me encontraron de nuevo
llorando con incongruencia
aunque totalmente vivo,
con las esperanzas intactas,
me dieron ardor
un armario fatal,
mi lugar en un relicario
y me dieron la tierra precisa
para tapar a todos mis muertos.
Esos que habitaban mi morada
mi cabeza
y mis cansancios,
con los puñales que llevo clavados
(tan hondo que no duelen)
desterré los contratos,
cercené los acordes de mas,
corté palabras
y dejé este final abierto.
miércoles, 4 de febrero de 2009
Esclavos
despeguen del cajón
para clavarse en mi corazón viejo,
desvencijado,
que ya no está,
nunca mi pasión será tuya mi amor,
de nuevo.
Te percibo velada como el sol
antes de amanecer,
despertando donde el tiempo no existe
donde la tierra es el mineral,
y el cielo el prado,
donde solías abrazarme
cuando de noche
mi pecho era tu meridiano.
Quedaste
regalándole besos a los presos
y la memoria
encadenada
a tu cepillo y tu oscuridad,
no cesa en su penar,
no soy yo quien te añora.
Los vasos convictos
del sabor ausente de tus labios,
me reclaman el indulto
imperioso.
Libre,
tu espina me desangra,
aunque mi muerte sea sabida
y tu brisa el veneno
y el río guardado en este poema
tenga cárcel en tus oídos.
Y no es que te llore mi aliento,
es que ya no lo tengo,
se fue mi sonrisa
y se extinguió el flujo errático,
es que no siente mi amor,
quien no existe.
domingo, 1 de febrero de 2009
Limeo
- Te pregunté tímido
¿existe dios?
y tus ojos me lo regalaron.
Te abracé trémulo
para guarecerme
del viento que excita las olas
y tus brazos me dieron el mar.
Perpetré mil delitos
en tu escote
y tus manos sentencia fueron.
Escribí providencias
en un puño apretado
y tu piel se hizo libro.
Conquisté laborioso
cada rincón de la hoguera
y tu aire fue revolución.
Arañé tus peñascos
dormidos, pretéritos
y tus aros fueron enredaderas.
Sufrí por ignorancia
el olvido
y me enseñaste el devenir
del hoy que quiero.
Olvidé una vez
y otras más,
decir cuanto te he amado
y tu espacio vacío fue respuesta.