No sabés,
claro que no
, nunca supiste del amor,
ni de mi:
en obvia consecuencia tópica
y dérmica.
Bajo las uñas
llevo tu tierra,
acá no sirve más
llevatela,
te dejo
las pelusas de la cama,
en memorias del sofá.
Y te dolían mis cantares,
de hipócrita dejo de sal
sordeando en arrebatos:
me empezaste para dejar.
No sabés
, sos lo que me hace falta,
y no quiero volver a tener
mis días
mi mundo
mi luz
mi vuelta.
Te bebiste cada letra,
sedienta de perdón
estrujando los finales.
Cuerpeando extravagante,
agrietando esos porqués
aprendí,
indudablemente a revolver,
esparciendo vendavales:
(de soles isolados
de exabruptos exiliados
de adoquines adobados
de ados en ados)
a tirar,
esta botella al mar
,para que sepas,
por si venís a buscar:
tu tierrita
tus pelusas
tu olvidar,
que acá estoy;
cuando estés
cargame en un bolsillo
y llevame
hacé como si no estuviera
sin razón y sin quimeras,
voy a subsistirme
para ver amanecer
(aunque esto sea el después,
y el final nuestra sentencia previa).
El viaje,
regreso intransferible
, llueve en solfeos,
canta crucificado
y vive titubeos huraños
en las líneas
en las sendas
de mi cuerpo descubierto
para que volver no sea,
y mis verbos
resulten
sustantivamente
traicionados.
claro que no
, nunca supiste del amor,
ni de mi:
en obvia consecuencia tópica
y dérmica.
Bajo las uñas
llevo tu tierra,
acá no sirve más
llevatela,
te dejo
las pelusas de la cama,
en memorias del sofá.
Y te dolían mis cantares,
de hipócrita dejo de sal
sordeando en arrebatos:
me empezaste para dejar.
No sabés
, sos lo que me hace falta,
y no quiero volver a tener
mis días
mi mundo
mi luz
mi vuelta.
Te bebiste cada letra,
sedienta de perdón
estrujando los finales.
Cuerpeando extravagante,
agrietando esos porqués
aprendí,
indudablemente a revolver,
esparciendo vendavales:
(de soles isolados
de exabruptos exiliados
de adoquines adobados
de ados en ados)
a tirar,
esta botella al mar
,para que sepas,
por si venís a buscar:
tu tierrita
tus pelusas
tu olvidar,
que acá estoy;
cuando estés
cargame en un bolsillo
y llevame
hacé como si no estuviera
sin razón y sin quimeras,
voy a subsistirme
para ver amanecer
(aunque esto sea el después,
y el final nuestra sentencia previa).
El viaje,
regreso intransferible
, llueve en solfeos,
canta crucificado
y vive titubeos huraños
en las líneas
en las sendas
de mi cuerpo descubierto
para que volver no sea,
y mis verbos
resulten
sustantivamente
traicionados.
1 comentario:
Que duro suena este poema Carlos Luís, pero como me ha gustasdo leerlo.
Es un gustazo pasar por tu blog.
Un abrazo amigo mío
Joan
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