lunes, 9 de febrero de 2009

Siete Lunas por semana

Cuando te llegaba la hora,
mi suicidio en tus acantilados
fue el pretexto perfecto
de este homenaje proscrito,
cuando te llegaba la hora,
se me rompían los relojes,
y los segundos esparcidos
eran tu sonrisa congénita.

Me quedaba yo, con las ganas de morir
por ser ausente en el adentro,
presente en el extracto
y espíritu descafeinado,
por ser noche deshidratada,
un papel moqueado,
una luz iluminando nada,
un beso converso.

Sabías bien que no era sed,
si no el ajuste obvio y sintomático
de mi cuerpo relleno de huesos,
por eso te comías mi carne
preguntabas por el áfrica
y reseñabas el desierto de labio a labio.

Yo en cambio me perdí en la calle
entre lobos y condenas,
buscando un hueco caliente
para dormir, o respirar,
sin edades aparentes, ni telarañas,
era el efecto primario,
el sexto sentido de tus manos reveladas.

Colgabas del cielo
siete lunas por semana,
(nada fuera de lo común)
mientras gastabas el sol
en tus párpados recién levantados,
te tomabas el mar en cada suspiro,
empapando la cama de otro año perdido.

Fue terrible la sequía en mis campos
los rusos decían doblar a la derecha
los yanquis a la izquierda

me confundí y choqué,

de frente con tu amor
de espaldas con el mío,
la contusión reflejó en el espejo
tu abrazo de fuego
y mis ojos quemados.

Agonizabas mi caída entre tus redes
te fumabas mis hojas en tus retrasos
el amanecer te resultaba desabrido,
mis Américas relucían revolucionadas,
me estacionaste en el vacío
en un edificio en llamas
te miré,
me miraste
te fuiste y te olvidaste.

Yo me quedé
y no pude dejar entre renglones,
a mi ausente desconsuelo
en mis apariencias perdidas

me quedé,
y vinieron a rescatarme,
me encontraron de nuevo
llorando con incongruencia
aunque totalmente vivo,
con las esperanzas intactas,
me dieron ardor
un armario fatal,
mi lugar en un relicario
y me dieron la tierra precisa
para tapar a todos mis muertos.
Esos que habitaban mi morada
mi cabeza
y mis cansancios,
con los puñales que llevo clavados
(tan hondo que no duelen)
desterré los contratos,
cercené los acordes de mas,
corté palabras
y dejé este final abierto.


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3 comentarios:

Bibiana Poveda dijo...

Me resultó complejo, Brujo. No le veo sólo la veta "amor", hay mucha cosa interna, mucho conflicto (apra!!!! no estoy analizando, sólo lo que siento-veo al leer). Pérdida-rescate.
Los puñales siguen tan adentro, que no duelen (?mmmmm....?)
Bueh, me quemé el seso...(cosa fácil en mí,ya sabés)
Celebro, geme, cada lectura y el hecho de que sigás escribiendo. No lo digo de onda... lo digo de corazón.
Abracetesssssssssssss!!!!!

Luna dijo...

Sr. Brujo, generalmente a uno le gusta un poema cuando èste, le llega de una u otra manera, por lo que dice, por còmo lo dice, porque probablemente uno encuentra algo de sì reflejado, actitud bastante egoìsta, pero asì somos los humanos. Me pasò con este poema, màs, que todo lo anteriormente citado: lo sentí propio -egoìsmo a la enèsima-, despuès de toda esta palabrerìa, sòlo puedo agradecer la oportunidad de haberlo leìdo, un abrazo brujìn, Luna.-

Anónimo dijo...

soy nueva en esto, y admito que no entiendo mucho tus poesías,pero me encantaria que pases y pasen por mi espacio, me haría muy bien saber tu opinión y la de los demas.. te dejo un beso, y espero que sigas así, por que escribir es algo hermoso.